Nos aprestamos a vivir el simbolismo de los 50 años del golpe de estado. Habrá débiles y marginales referencias a la existencia de “militares constitucionalistas”,  El tema incomoda a unos y otros porque desvirtúa prejuicios asentados en el imaginario político. (Unanimidad del golpe, prescindencia política de los militares, etc.).

En el reconocimiento global a la existencia de uniformados no adherentes a la conspiración anti UP, se confunden diversas actitudes encuadradas en esa categoría, todas respetables, por cierto. (Simpatías con el gobierno de Allende, reticencia a sumarse a la conjura o más tarde a la represión, participación en partidos e instancias pro gubernamentales, etc.).

En esta oportunidad quisiera destacar ante ustedes la actitud positiva y comprometida de aquellos que no solo se identificaron -desde las filas- con el proyecto emancipador del Presidente Allende, sino que se movilizaron de una u otra forma en su promoción y defensa.

Es el caso de los juzgados por la Fuerza Aérea y de buena parte -si no todos- del Proceso “Fach 1-73, Contra Bachelet y otros”.  Hasta ahora ha habido relatos parciales -casi todos referidos a individuos- de las andanzas, penurias y vicisitudes vividas por quienes se apartaron de los caminos golpistas transitados por la institución. Se desconocen, sin embargo, las iniciativas que asumieron un carácter orgánico, de compromiso consciente. Tal es el caso en nuestro proceso, por ejemplo, de la célula del MIR que detuvieron los servicios de inteligencia.

Destaco ahora, por haber sido parte de ella, la orgánica generada al interior de la Fach previa a la asunción de Allende. Ésta, prolongación de los movimientos gremial-reivindicativos de los años 60s, devino en una iniciativa con miras a defender su eventual triunfo presidencial y luego de éste, a difundir su programa en la institución y ganar adherentes para su causa, en el sentido de la acumulación de fuerza militar para el proyecto de cambios.

No está de más recordar que esta última iniciativa se estructuró -¡singularidad histórica!- en células compuestas de oficiales y suboficiales; se generaron cursos (Economía Política y Sociología) tanto en la Universidad de Chile como en la Universidad Técnica del Estado, gracias al Convenio CUT-UTE. Sin depender de partido político alguno, se mantuvo, sin embargo, relaciones estrechas con todas las direcciones del arco partidista de la UP.

Desde la perspectiva militar, se elevaron sugerencias a la Presidencia tendientes a fortalecer la adhesión institucional al proceso. Fue un tiempo de compromiso, intenso y vital.

Las tenebrosas perspectivas que vimos surgir en las instituciones de la defensa no nos desanimaron y -a pesar de los evidentes riesgos- acompañamos al gobierno legítimo hasta el final, compartiendo su destino. Nuestras firmes convicciones y sólida formación militar nos permitió enfrentar el odio de nuestros represores -otrora nuestros camaradas- y su violenta represalia con dignidad y sin claudicaciones. Así, hemos sobrevivido, con la frente en alto, torturas, cárcel, exilio y… olvido.

Camaradas, comparto estas reflexiones, a cincuenta años del quiebre de la democracia, de nuestras carreras y de nuestras familias, para resaltar la decisión que dio un particular y sublime sentido a nuestras vidas: nuestra participación activa en el proyecto de profundos cambios que constituyó el proyecto socialista del Presidente Allende.

Nuestra condición de uniformados no nos inhibió para asumir responsabilidades en un tiempo de tal trascendencia para nuestra Patria. Sólo nos guio la convicción de optar por lo que creímos era lo mejor para Chile y su pueblo. ¿Acaso no habíamos sido formados para eso? ¡Nuestra condición de militares no podía dejarnos al margen de la historia… para bien o para mal!

Me enorgullece ser parte de este colectivo del que ustedes son parte.

Cierro estas reflexiones trayendo a nuestro recuerdo a todos los camaradas del “Proceso 1-73” que a lo largo de estos largos cincuenta años han despegado al Más Allá, algunos desde el eterno exilio, otros desde nuestro azotado terruño. Si no han tenido el debido reconocimiento, para nosotros sus nombres e imágenes permanecen imperecederas en nuestros corazones.

¡Gloria eterna a su memoria!

 

Un abrazo cordial.

Raúl Vergara Meneses

Capitán FACH (R)

 

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